lunes, 17 de diciembre de 2007

Las Bordonúas

A fines del siglo dieciséis, Cervantes relata que en España se tocaba una guitarra de grandes dimensiones nombrado Bajo de la Uña. Creemos que ésta fue el modelo original que inspiró a la creación de los grandes instrumentos de cuerdas en las colonias españolas del nuevo mundo. Muchos de éstos perduran hoy en día, instrumentos tales como los grandes guitarrones argentinos, chilenos y mexicanos. La primera cita que encontramos sobre la existencia de un instrumento nativo grande en Puerto Rico se encuentra en el libro El Gibaro, escrito por Manuel Alonso y publicado en 1849. Alonso describe la bordonúa como una guitarra de grandes dimensiones, hecha toscamente, y a veces sin mas herramienta que un cuchillo o una daga... y que tocaba la voz grave de la agrupación instrumental jibara (orquesta jibara). En el 1887, el cronista Francisco del Valle Atiles nota que tenia seis cuerdas gruesas. La forma, encordadura y afinación de la bordonúa han ido cambiando durante los últimos dos siglos, y la forma de hacerlo en la actualidad varia con quién esta rescatándolo, y qué uso musical se le está dando. Es imprescindible no confudir instrumento de voz baja con un bajo. La bordonúa nunca fue un bajo. O sea, nunca alcanzo el tamaño necesario para producir notas en la tesitura baja de una orquesta, sino que en el siglo 19 aparece como una guitarra mas grande que lo usual, con un rango bajo relativo al rango del cuatro y el del tiple: por ejemplo tocando el bombardino en Danzas. Por eso lo llamaban la guitarra del jibaro porque tenia forma de guitarra y se usaba para producir los tonos más bajos del conjunto en que tocaba.

La Bordonúa Antigua-
No se han encontrado imágenes de las bordonúas del siglo 19 excepto una ojeada tenue a una bordonúa escondida en la pintura El Velorio de Oller. Así es que la forma precisa que tomó se desconoce. Sin embargo el instrumento folklórico panameño conocido como Mejorana o Mejoranera, usado en la actualidad, nos ofrece en su forma (aunque más pequeña) un probable modelo de la apariencia de las bordonúas antiguas descritas en las crónicas costumbristas puertorriqueñas del siglo 19.

La Bordonúa Melódica-
En algunas regiones de la isla, el gran instrumento fue adaptado para montar ocho órdenes de cuerdas de calibre pequeño, convirtiéndolo en isntrumento apropiado para tocar melodía. Por eso, los miembros del proyecto la llaman la bordonúa melódica. Así se oyo la bordonúa durante la década de 1920 hasta 1950 tocada por las manos de reconocidos bordonuistas como: Candelario Vasquez, Don Cando, de Juncos y Eugenio Yuyo Velasquez de Aguas Buenas.

La Bordonúa de Francisco López Cruz-
El célebre músico/folklorista Dr. Francisco López Cruz se dirigió al rescate de la bordonúa durante la década del 1960-1970. Don Paquito insto a varios artesanos prominentes de la isla a producir bordonúas modificadas para tocar un rango musical distinto a los de Vásquez, Velázquez, usando un encordado (y un rango de diapasón) similar al cuatro moderno de diez cuerdas. La bordonúa de Paquito (nombrado así por el proyecto) es la configuración más común del momento actual.

La Bordonúa Chiquita-
Aparentemente existió también en algunas regiones de la isla un guitarillo con cuerdas de acero nombrado bordonúa. Alrededor del 1980 vimos una preciosa muestra en manos del gran compositor puertorriqueño Héctor Campos Parsi. La bordonúa, al igual con el tiple, se desciende de la familia española de la guitarra, en contraste con el cuatro, que creemos desciende de la familia de la bandurria.

La Bordonúa Grave-
El proyecto del cuatro esta fomentado un regreso de la bordonúa a su uso antiguo como voz grave de la agrupación típica llamada Orquesta Jibara. Para lograr esto, y a la vez para aprovechar los beneficios técnicos acumulados de las pasadas versiones, y para alzarla a la altura de los tiempos, la bordonúa grave utiliza 5 pares de cuerdas, mas gruesas y cubriendo un rango más profundo que las de López Cruz, Vásquez/Velásquez y Cundi/Aviles.

Preguntas y opiniones sobre el sonido de la Bordonúa-
Existe una opinión en Puerto Rico que afirma que la bordonúa se oye con un sonido restrilloso acompañante, y que éste es el sonido auténtico de la bordonúa. Pero en términos reales, no hay forma de verificar cuál era el sonido original y verdadero de la bordonúa. En los discos mas antiguos en que se oye la bordonúa, no se oye nada que se pueda describir como chirreo o fueteo, o sea el sonido que hacen las cuerdas cuando tropiezan contra los trastes al tocar. Indudablemente existen y existierón bordonúas que fuetean o chuirrean, pero hay aquellos que opinan que esto es un sonido anómalo, distorsionado, probablemente el resultado de la cosntrucción rustica y el mal ajuste del instrumento. El porqué del chirreo o fueteo de las cuerdas de la bordonúa es un misterio por resolverse, un misterio hecho posible por el gran desconocimiento y descuido por nuestra propia cultura que ha sufrido nuestra isla. Pero opinamos que es difícil concebir que los artesanos o músicos del pasado deliberadamente trataron de tocar o construir un instrumento de cuerda que sonara de forma distorsionado o percusivo, porque la meta universal de la música es crear sonidos bellos y melifluos. Pero indudablemente es una cuestión controversial que pueden argumentar lados opuestos. Persiste en la literatura y en la poesía la descripción de un sonido distintivo que ocurría al tocar la bordonúa. En varias obras literarias se describe el gemido de la bordonúa, el zumbido de la bordonúa, el lloriqueo de la bordonúa. Entre algunos músicos suramericanos que conozco, cuando las cuerdas tropiezan con los trastes (al pulsar con demasiada fuerza las cuerdas, o cuando los trastes están malgastados) dicen que están bordoneando las cuerdas. Curioso ¿No?
Los descendientes de los consagrados y difuntos bordonuistas Candelario Vazquez y Yuyo Velásquez, hablan de una técnica que usaban de oprimir las cuerdas rítmicamente al tocarlas, haciendo así llorar el instrumento. Ellos no recuerdan algún zumbido o sonido percusivo, sino uno bello y primoroso. Por fin, el reconocido artesano Vicente Valentín propulsó por años la idea que las bordonúas habían que construirlas de manera que las cuerdas zumbaran al ser tocadas. Desarolló un proceso exhaustivo de limar los trastes para facilitar y controlar ese ruido, pero los resultados sonoros desilusionantes y el esfuerzo por lograrlo tan laborioso, eventualmente lo convenció a abandonar la técnica. Las bordonúas de los varios artesanos modernos de calidad que conozco hoy en día no hacen bordonúas que chirrean o fuetean.
La cuestión de la afinación y encordadura de la bordonúa también es compleja y controversial. La bordonúa se describe como un instrumento de voz grave en el siglo 19 y la palabra bordón significa en la musicología una cuerda gruesa y baja, tanto como la campana mas grande y grave del campanario. Pero las bordonúas que persisten en el siglo 20 son afinadas y encordadas con un temple relativamente alto, a una altura similar a la del cuatro. Durante el siglo 20 varios músicos trataron de cambiar la afinación para lograr sus propios propositos musicales por ejemplo el que se inventó y propulsó el profesor Paquito López Cruz una afinación distinta a las afinaciones de Vázquez y Velázquez, músicos antiguos antesmencionados. Así que el isntrumento no goza de una afinación estándar. Abundaremos sobre este tema en un libro sobre los instrumentos de cuerda de Puerto Rico que actualmente estamos preparando.

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